Cementerio de Monjuit , Barcelona

El nombre de este cementerio, Montjouic, se debe a la montaña que ocupa, aunque en la ciudad Condal también se le conoce como cementerio del Sudoeste,
siendo el de mayor tamaño de Barcelona, con una superficie total de seiscientos cincuenta mil metros cuadrados que albergan más de ciento cincuenta mil enterramientos. 

La historia del Cementerio de Montjouic comienza a mediados del siglo XIX, cuando el enorme aumento demográfico, que provocó la revolución industrial que vivió Barcelona, hizo necesario que la ciudad dispusiera de un cementerio de grandes dimensiones. Se eligió como emplazamiento la falda de Montjouic, que además de buena situación, siempre ha tenido fama de ser un lugar mágico y estar envuelto en un halo de misterio, que la instalación del cementerio acrecentó. La obra se le encargó a un importante arquitecto de la época, Leandre Albareda que estudió otros grandes cementerios Europeos antes de acometer el proyecto. Las obras se prolongaron hasta 1883, y el 17 de marzo de ese año fue inaugurado. La población de Barcelona siguió creciendo y creciendo y creciendo … y claro su cementerio también tuvo que crecer a un ritmo similar, por lo que sufrió constantes ampliaciones hasta que en 1960 alcanzó su límite geográfico y no pudo continuar haciéndolo.

El cementerio de Montjouic es en sí mismo una joya monumental, de un interés artístico más que notable. Pasear por él, es hacerlo por un auténtico museo al aire libre, donde sus calles están salpicadas por conjuntos escultóricos y arquitectónicos de singular belleza. Modernismo, realismo y eclecticismo se dan cita en los impresionantes panteones, que la floreciente burguesía catalana de finales del siglo XIX y principios XX, hizo posible dejando claro su poder económico, no solo en la vida sino también en la muerte. No sé si estaréis de acuerdo, pero da la impresión de que se mantuvo una auténtica competición, en la que cada familia intentó construir el panteón más bello y admirable del cementerio. Lástima que ellos ya no puedan disfrutar de tanta hermosura, así que para no desaprovecharla lo haremos nosotros.

A pesar de estar tan cerca de la gran ciudad, el cementerio de Montjouic parece estar muy alejado del mundanal ruido, como si los ángeles que decoran sus tumbas y panteones sujetarán una cúpula invisible que lo mantuviera en un lugar donde lo terrenal convive con lo espiritual.

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