domingo, 4 de junio de 2017

Palacio Ducal de Lerma, Burgos

Este impresionante edificio, la obra más grande y representativa de todo el importante conjunto patrimonial del que goza Lerma, fue el símbolo del inmenso poder político que a comienzos del siglo XVII ejerció Don Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, el todo poderoso Duque de Lerma.
 

Con este palacio el Duque de Lerma demostraba al conjunto de la más alta nobleza de la corte de Felipe III, que estaba en el más alto escalafón del poder tanto social, como político y por su puesto económico. Por ello eligió para su construcción el mejor y más destacado emplazamiento de la villa, el más afamado de los arquitectos de la época, Francisco de Mora, y por supuesto utilizando los mejores y más nobles materiales. El conjunto palacial de aquella época constituía toda una ciudad palatina, en la que no faltaba su huerta, el parque, los jardines y la Plaza Ducal donde se celebraban las fiestas y espectáculos en los que se divertían los nobles y que el astuto Duque utilizaba para conseguir sus ambiciones políticas. Muchas veces fue utilizado como residencia Real y alojamiento de la corte de Felipe III en sus retiros para ejercer una de sus aficiones favoritas, la cacería. Pero por muy Duque, y muy poderoso que seas, la historia sigue su curso y tras la muerte de este insigne personaje, su palacio fue perdiendo todo su esplendor. Sus salones y habitaciones pronto dejaron de ser recorridas por los nobles y sus siervos, sustituidos por los militares que se acuartelaron en él durante la invasión napoleónica y un siglo después durante la guerra civil por presos, ya que sus muros sirvieron de cárcel. Tanto llegó a deteriorarse su estado que amenazaba ruina, hasta que afortunadamente se llevó acabo su restauración que devolviéndole su esplendor de antaño, lo ha convertido en uno de los Paradores más lujosos de nuestro país.

Dejando a un lado la historia, diremos que arquitectónicamente hablando podemos decir que responde al estilo herreriano, que a pesar de sus líneas austeras su presencia desborda el más delicado refinamiento, que unido a sus enormes proporciones y a sus cuatro torres rematadas en puntiagudos capiteles, no dejan ninguna duda del inmenso poder que debió ostentar su propietario. Como muestra de este poder os diré que por aquella época, ningún palacio podía ostentar más de dos torres, solo los del Rey, y como vemos este tiene cuatro y muy hermosas, así era el Duque de Lerma, siempre dejando claro que su poder estaba por encima de los demás miembros de la Nobleza. Para albergar toda la corte y nobleza que acompañaba a Felipe III, este palacio llegó a contar con más de un centenar de habitaciones, doscientos diez balcones y ciento treinta y cinco ventanas. 

Me despediré de vosotros, mis amigos viajeros, en el bellísimo patio con el que cuenta el Palacio Ducal de Lerma, articulado en dos pisos, formado por una imponente galería en la que grandes columnas soportan el peso de sus enormes arcos de medio punto. Desde este patio arranca una amplia y suntuosa escalera que nos conduce a las habitaciones del palacio donde aún resuenan las risas de nobles y cuchicheos de conspiraciones políticas.







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Parador de Lerma
Plaza Mayor, 1
09340 Lerma (Burgos)
Tfno: 947 177 110

CENTRO DE INICAITIVAS TURÍSTICAS DE LERMA
C/ Audiencia, 6 bajo
09340 Lerma (Burgos)
Tfno: 947 177 002

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