domingo, 24 de julio de 2016

Villa medieval de Molinaseca (León)


 En varias ocasiones nuestros pasos nos han llevado por el más conocido de todos los caminos de nuestro país, el Camino de Santiago. Hoy volvemos a recorrer una de sus etapas, para pasar la tarde en la pequeña villa medieval de Molinaseca,
que situada muy cerca de Ponferrada en la comarca del Bierzo, rodeada de un precioso paisaje natural, es uno de los pueblos más importantes de la ruta xacobea a su paso por la provincia de León, pero si importante es Molinaseca en el Camino de Santiago, aún es más importante el Camino para la historia de Molinaseca, pues este municipio nació y creció en torno a este camino. Es siguiendo la ruta que este camino marca a su paso por Molinaseca, la mejor forma para disfrutar de su encanto y de su patrimonio, así que cogeré mi cayado, mi capa de peregrino, buscaré mi concha de viera para colgármela al cuello y me pondré en marcha para adentrarme en este bonito pueblo, lo haré como marcan las flechas a través del puente medieval que atraviesa el río Miruelo. Un rato permanecí sobre este puente, disfrutando de la hermosa vista que me ofrecía, cuando me sentí acompañada y al girarme otro peregrino suspiro a mi lado. 

-¿Es hermoso verdad?
-Sí que lo es.
Estas pocas palabras bastaron para seguir juntos nuestro camino por Molinaseca, de la que mi nuevo compañero de viaje me contó, que su puente es el único peatonal que hay en la comarca y que dicen de él que algunos de sus arcos son de origen romano. Siguiendo el camino llegamos a la calle Real, eje de toda la villa, donde las mejores casas del municipio, se muestran orgullosas de su señorío y distinción al peregrino. Algunas de ellas me las fue nombrando mi acompañante:
-Aquella de allí, la del torreón en la esquina es la casona Pelegrín, esta que ahora es una cómoda casa rural, fue en tiempos la casa fuerte de los Balboa, aquella de bella fachada entre dos torres y magníficos escudos es el palacio de los Cangas y Pambley, este es el blasón de los Velarce-Ossorio…
Y así caminando despacio, él hablaba mientras yo escuchaba y admiraba en silencio la belleza oscura de sus casas de piedra, hasta llegar a un viejo y hermoso crucero del que tenemos noticias de su existencia desde 1202, pues fue mencionado en la donación que Doña Igobor hace al Monasterio del Sobrado. Fue entonces cuando el peregrino se despidió de mí y continuó su camino, aconsejándome que antes de marcharme de Molinaseca visitara la iglesia parroquial dedicada a San Nicolás de Bari que se alza dominante y majestuosa en lo más alto del pueblo, y el Santuario de Nuestra Señora de las Angustias en la que podría admirar su esbelta torre, su pórtico de arcos de medio punto, y un estupendo retablo labrado por la escuela de Churriguera. 
A pesar de mi insistencia, no quiso acompañarme en mi visita pues tenía algo de prisa, pero eso sí, me dijo que si nos volviéramos a encontrar por estas tierras estaría encantado de compartir conmigo un botillo o un buen cocido maragato. Como no sé si volveré a ver a mi eventual compañero, lo mejor será disfrutar de este botillo hoy aunque sea a solas.

         * Información adicional:                                                                 

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                                    Información turística de Molinaseca

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