lunes, 26 de octubre de 2015

Puente nuevo de Ronda


               En medio de una de las más bellas serranías de Andalucía a la que  presta su nombre, encontramos la milenaria ciudad de Ronda, donde se dieron cita desde los Celtas que la fundaron con el nombre de “Arunda”, hasta los bandoleros que hostigaron las tropas Napoleónicas, pasando por   griegos, romanos, musulmanes y cristianos.  Se ha dicho de esta hermosísima ciudad malagueña que es a la vez alta y profunda, y os puedo asegurar que  en ella se cumplen estos dos antagónicos adjetivos. Solo hay que acercarse a ella para comprobar que se asienta sobre una alta meseta, que parte en dos la profunda garganta  escavada en la piedra caliza por la acción del  tiempo y de las aguas del río Guadalevín. Hace más de dos siglos que el hombre, unió las dos orillas que el “Tajo de Ronda” mantenía separadas, construyendo una de las mejores obras de ingeniería civil de su tiempo, el Puente Nuevo de Ronda, que desde entonces se convirtió en la imagen más conocida de esta monumental ciudad.
                No fue el Puente Nuevo de Ronda, el primer intento  para unir las dos partes del “Tajo” por su parte más profunda. En el siglo XVI ya se planteó esta necesidad, aunque por entonces los medios técnicos no permitieron que llegara a realizarse. Dos  siglos después en 1734, se consiguió construir un puente de un solo arco de medio punto, de nada menos que treinta y cinco metros de diámetro, todo un logro de la ingeniería civil. Poco duró la euforia de este éxito del hombre y pocos años después este puente se desplomó y cayó a las profundidades del “Tajo”. Tras este  fracaso no se dieron por vencidos los Rondeños, que en 1759 ponen en marcha otro proyecto  que permitiera unir las dos partes de la ciudad que el tajo separaba. Se encargó del proyecto José Martin Aldehuela, el prestigioso arquitecto Turolense, director de las obras de la Catedral de Málaga.  Acertadamente Martin Aldehuela, no lucha con la naturaleza, sino todo lo  contrario,  las magníficas trazas de su colosal construcción se aúnan con la naturaleza, hasta tal punto que no resulta fácil distinguir donde termina la obra de la naturaleza y donde empieza la labor del hombre. Aun así no fueron pocas las dificultades técnicas con las que se enfrentaron, pero al  fin, en 1785 el Puente Nuevo de Ronda quedó terminado. Doscientos treinta años después podemos disfrutar de su bella estampa que ofrecen, los tres cuerpos que en él podemos distinguir. El inferior, la cimentación que lo sustenta, en la que se abre un pequeño arco de medio punto que permite el paso de las aguas del río; el segundo piso, una enorme estructura maciza que se apoya y confunde con las paredes del tajo, albergando en su parte central un gran arco de medio punto; y la parte superior del puente donde dos pequeños arcos de medio punto sostienen la estructura sobre la que discurre la calle. Tan grande es la estructura de este puente que en el interior de la parte superior se abrieron  unas dependencias que antiguamente se utilizaron como cárcel.
                Terminare el viaje de hoy, en la parte más alta del Puente Nuevo de Ronda donde a ambos lados se abren unos balcones desde donde puedo sentir el vértigo de asomarme al abismo de más  de cien metros de profundidad que se abre a mis pies.  Sin duda estas alturas no están hechas para las bellotas, mejor  me despido de vosotros bajando al tajo pues yo como soy pequeña estoy más cómoda mirando hacia arriba.

Información adicional

No te pierdas este vídeo sobre la construcción del puente de Ronda




¿Como llegar hasta el puente nuevo de Ronda? 


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